![]() Por Gianna Cristhina Flórez Ex-voluntaria APC Los patrones fenológicos de las plantas determinan la disponibilidad de alimento en el tiempo para numerosas especies de primates. En consecuencia, el estudio de estos patrones es una importante herramienta para conocer diversos aspectos de la ecología de estas especies. En particular, los estudios fenológicos permiten explorar en detalle la relación entre diferentes aspectos de la dieta y el comportamiento de las poblaciones de primates, y los patrones de productividad de los bosques que habitan. Por esto, este tipo de estudios no solo contribuyen significativamente a la comprensión de los mecanismos reproductivos de las plantas [1], sino que también contribuyen al conocimiento de las interacciones planta-animal, la dieta y las preferencias alimenticias de frugívoros. El estudio de los ciclos de crecimiento y reproducción de las plantas, y de las variables que los afectan es particularmente importante para entender la ecología de los primates frugívoros [2]. Al determinar la distribución espacio-temporal de su principal alimento, los patrones fenológicos influyen sobre aspectos tan importantes de estos primates como el uso de hábitat, el tamaño de los rangos de hogar, la longitud recorridos diarios, preferencia alimenticia, y las dinámicas de competencia intra- e inter-específica [3, 4, 5, 6]. Por esto, la integración de información fenológica a los estudios sobre éstos y otros aspectos de la ecología de los primates frugívoros es crucial para conocer, más allá de un plano descriptivo, sobre las adaptaciones y respuestas de estas especies a las dinámicas de su ecosistema.
Por ejemplo, la productividad anual de frutos y la estacionalidad en la producción se han establecido como elementos importantes determinando la abundancia de los ensamblajes de primates [9, 10], y justamente las poblaciones poco densas son las que tienen mayor chance de que surjan extinciones. Fenología de PlantasLa fenología de plantas involucra la observación, registro e interpretación de eventos tales como la producción de hojas, flores y frutos; y el estudio de los factores bióticos y abióticos que los ocasionan o los afectan. Hay cuatro formas principales para estudiar las fases fenológicas. La primera es utilizar trampas de frutos (e.g. rectángulos de tela porosa de área conocida) [11, 12], monitorear las plantas a lo largo de transectos o líneas de muestreo [13], revisar todos los individuos en parcelas de vegetación de área conocida [14] y marcar varios (ca. 6-10) individuos de las especies de interés [15]. Para efectos de cuantificar la producción total de una comunidad, estudios recientes han sugerido que la mejor metodología es la de trampas de frutos, sin embargo, es importante recalcar que se requiere al menos 100 trampas por tipo de bosque, e idealmente 200 o 300 [16]. Los muestreos por transectos fenológicos son adecuados para mostrar los momentos en que diferentes especies producen frutos o flores, y han sido utilizados en análisis de preferencias alimenticias [17]. El esfuerzo de muestreo requerido para un buen muestreo por transectos depende de la diversidad de los bosques; así, se han utilizado longitudes totales de 10 km en bosques muy diversos [8] o de 3 km en ecosistemas menos diversos [15]. Los patrones fenológicos incluyen el momento de ocurrencia, la frecuencia, duración y grado de sincronía de cada fase [18, 19]. Por ejemplo, en bosques neotropicales la producción de flores tiende a ser mayor en épocas secas, lo que puede estar relacionado con mayor actividad de insectos polinizadores [1]; mientras que la producción de nuevas hojas suele ser más común al final éstas épocas, cuando hay menos insectos herbívoros [20]. El momento de producción de frutos depende del tipo de dispersión de semillas. Frutos dispersados por viento se producen en épocas secas, que suelen presentar fuertes viento; mientras que aquellos dispersados por animales (como primates), se producen mayormente al comienzo de la época de lluvias. Esto con el fin de que las semillas puedan germinar rápidamente, y así las plántulas tengan un suministro de agua durante varios meses (hasta la siguiente época seca).
Se ha sugerido que la sincronización se logra debido a cambios climáticos en temperatura, que están asociados a eventos de El Niño. Este mecanismo no es tan común en el Neotrópico, posiblemente porque las plantas van a dispersar más semillas si mantienen altas las poblaciones de dispersores, al producir frutos y semillas con mayor regularidad. De hecho, en lugares con suelos fértiles, las mayoría de las especies producen frutos una o dos veces al año [1], mientras que en suelos poco fértiles son supra-anuales y anuales [22], ya que la fertilidad del suelo y la irradiación limitan la producción de frutos [12]. Por lo tanto, se puede concluir que los patrones de producción de flores y frutos son el resultado de la interacción entre variables genéticas, fisiológicas y climáticas. Adicionalmente, estos patrones pueden ser afectados por la disponibilidad de recursos, por las interacciones de competencia, y por las interacciones con otros organismos tales como polinizadores, depredadores o dispersores de semillas.
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